Mentalidad suprema, en el exterior, allí donde suben las estrellas, cuando el humo nocturno les entrega el vuelo que practican, como canarios sobre la vía láctea, sin barrotes que la rodeen. Y para aquellos quienes creían que las estrellas no cantan, sí!, cantan! por supuesto! en las mañanas cuando abren sus ojos, al igual que el faisán de emplumado arcoíris. Y cuando tienen hambre, para aquellos que desconocían sus hábitos alimenticios, se nutren del cantar de los grillos, de la silenciosa alborada y también de los colores que adquiere la luna en cada uno de sus bailes. Y por si acaso creías que la estrella no tiene un enemigo natural, sí!, enemista! por supuesto que lo hace, a través de la eternidad, con lo humano que, con fuegos de artificio que ha bautizado como "luz del siglo actual y la civilización", oculta su hermosa capacidad de llamar la atención y de sentirse amada.
En esta clase del 7 de enero de 1954 Lacan se inmiscuye en el territorio de las defensas y la resistencia, dando cuenta de sus definiciones y sus problemáticas. A través de un ejemplo extraído de la clínica de Annie Reich, propia de la escuela inglesa, concluye una moraleja: es peligroso hacer una interpretación utilizando como coordenada el ego del analista, equiparándose con este acto al ego del paciente. La resistencia, adicionalmente, como aquello que suspende el trabajo asociativo, da cuenta de su vinculación directa con el contenido reprimido, una relación intima con lo Inconsciente. Duda, entonces, sobre el sentido del discurso que se despliega y, más importante, su origen: ¿Cuál es el sujeto del discurso? Llegando así a una consulta capital tras la lectura de la interpretación de los sueños, del caso del hombre de los lobos y otros, los técnicos de Freud. -----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
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