Víctor Jara no solo se encargó de dejarnos un basto legado cultural y enigmático en el corazón y en la mente de toda Latinoamérica, sino que también se encargó de legarnos enseñanzas de vida, de muerte y del ardor que causa esta vida, esta maravillosa e inexplicable vida. Un claro ejemplo de esto último es la canción del álbum "el verso es una paloma" del año 1967, titulada "canción de cuna para un niño vago". Esta canción es crudísima, tan cruda como la muerte, pero a su vez contiene tanta belleza que causa en quien le escucha una sensación que obliga a su propia piel erizarse prontamente, exigiendo las lagrimas y la melancolía de quien oye atentamente, quien la percibe como propia. La canción habla representando a la infancia sin amparo, hijos e hijas de la ciudad y del cemento, que andan caminando por entre las callejuelas sin destino alguno, buscando algo que beber, o algo para comer, siendo la luna testigo de todo aquello, más humana que la humanidad. Sí, l