Ir al contenido principal

Aletargamiento

Las discusiones son parte formal de nuestra vida social, pues esto nos convierte en personas distintas, con distintas visiones de la vida y una amplia interpretación de nuestro propio entorno. Sin la transversal interpretación de la vida, que va desde los matices más obscuros, pasando por los opacos, hasta lograr llegar a lo claro y convincente, no podríamos esbozar y ver con nuestros propios ojos lo que significan ciertos asuntos, por muy vagos que parezcan. Es imprescindible, entonces, conocer y comprender todos los matices que nuestra especie nos ofrece, pues somos entes pensantes (quiéranlo o no), seres racionales, destinados a realizarnos preguntas e intentar responderlas (de una u otra manera) para así seguir caminando por la historia, y seguir escribiéndola juntos, pues el tiempo nunca se detiene. Hasta el ser más ignorante tiene derecho a todo esto. Pero, entonces, es justificable el abuso de todo lo anterior? Y la respuesta es tanto compleja como subjetiva. Las discusiones que formulamos a través de nuestra vida social nos permite ir creando nuevos caminos, forjando nuevos conceptos, de los cuales dependemos directa o indirectamente. La cultura junto con la historia se encuentran en constante cambio y movimiento. Lo que hace dos siglos a la raza humana le parecía grotesco e impensable, hoy en día no lo son ni lo uno ni lo otro, y este proceso es completamente natural. Es así como la vida en comunidad va cambiando, sumergiéndose proceso tras proceso, levantándose día a día, creando y destruyendo... Es algo que nunca acaba y jamás lo hará. Tenemos un futuro prolifero en muchos aspectos, no obstante, la mayoría de las personas se detiene sobre la ola, y se deja llevar con los brazos sueltos y con una actitud pasiva en su rostro. Tenemos el don de la discusión como vía de desarrollo (y no hablo de construir edificios más altos) y junto con este, vienen todos los demás: opinar, criticar y debatir; destacar, crear, todo, absolutamente todo, viene de la mano. Y es por esto que debemos ser personas instruidas en nuestras motivaciones, por excelencia, dedicarnos a apreciar lo que hacemos, y compartirlo con todo aquel que quiera ser parte de ello. Todo comienza con una persona que sale de su zona de confort, creando una cosmovisión que antes no existía, una brecha que se ha abierto y que permite el avistamiento de algo increíble para algunos, más no para la mayoría. Es importante, entonces, expresarse sin reservas, discutir y generar opinión, instruirse y respetar toda visión del mundo sin la necesidad de la necedad. Es así como poco a poco nos convertimos en personas que vamos saliendo del letargo, y construimos, en vez de que nos construyan.

Comentarios

  1. Encuentro muy cierto todo lo que as plasmado en este blog ,sin duda la idea de todo esto es que podamos comprender y analizar las diversas formas que hay para poder comunicarse de una manera mas sana y respetable ,esperando que en si la sociedad se impregné de todo aquello.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Una revolución insospechada

Durante un real diálogo (y hablo de aquellos que solo se dan en ciertas oportunidades muy selectas entre las tantas, y también frente a quienes no vemos hace bastante y donde nos encontramos ávidos por escuchar y ser escuchados) se presenta la cadena asociativa de nuestras ideas muy explícitamente, como si de los astros se trataran (no por nada son aquellos que nos han guiado hasta las tierras que hoy pisamos), y confluyen allí chispas, que forjan ideas nuevas, aquellas que en soledad jamás podríamos alcanzar ni siquiera influido por aquello que más ensancha nuestro mundo: lo fungi.  La revolución, bajo este sentido, jamás podrá ser elaborada por una sola persona, y no me refiero a una revolución que proponga una secta que llegase a abarcar todo lo humano, sino que una más pequeña y humilde moteada de conversaciones en la más solitaria de nuestras noches. Es absurdo llegar a considerar que con una persona basta. En ese sentido, el cargo que se alcanza con la presidencia de un país ...

Notas bajo suelo

En el subsuelo no existe ni el día, ni la noche. No existe siquiera un método para poder determinar empíricamente la zona horaria el cual somete a este espacio. Es como proveniente de otro lugar, muy lejano a la superficie y asimismo a todo pensamiento que podría llegarse a articular con respecto a él. Su clima, que en principio y con el uso de nuestras sensibilidades denota una obscuridad propia del de tipo nocturno (y que llega a fundirse con este), oculta su real esencia tras un velo de espesor y pesadumbre. “¿Qué hora es?” Se pregunta un agotado trabajador al final de su jornada, quien revisa su reloj de manera apremiante y con un sentimiento de aflicción. “Son las seis menos quince” dicta su mente, que aún en su intranquilidad puede hacerlo sin titubear, tal como salta pacíficamente un equilibrista sobre una cuerda tan delgada como el hilo de coser. No obstante, él no hace la distinción de que este espacio no se rige por aquellos números. Bajo la superficie, aquellos números se vu...