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El Yo y el otro Yo. Clase del 3 de febrero, 1954

Lacan, para ordenarse frente al problema que le presenta la resistencia como temática, utiliza el texto de Freud "Sobre la dinámica de la transferencia". Pero no solo ese, también para zurcir este tejido multicolor alrededor de la resistencia se vale de los textos "Psicoterapia de la histeria"; la "Tramdeutung"; el caso del Hombre de los Lobos; Lecciones introductorias al psicoanálisis; psicopatología de la vida cotidiana Los cuales representan iteraciones, recordando que procede Lacan ante la lectura de la letra Freudiana como si de un psicoanálisis se tratara, es decir, toma al texto y evidencia en ellos elementos que se repiten, que mantienen una misma relación. De esta forma lo que los estaría enlazando entre sus formulaciones vendría a ser el lugar desde donde emana la resistencia: desde lo que ha de ser REVELADO, es decir, desde lo REPRIMIDO.  Empieza así Lacan con un análisis sobre el vínculo, sobre la relación que existe entre transferencia y resis
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La RESISTENCIA y las DEFENSAS en el ANÁLISIS

En esta clase del 7 de enero de 1954 Lacan se inmiscuye en el territorio de las defensas y la resistencia, dando cuenta de sus definiciones y sus problemáticas. A través de un ejemplo extraído de la clínica de Annie Reich, propia de la escuela inglesa, concluye una moraleja: es peligroso hacer una interpretación utilizando como coordenada el ego del analista, equiparándose con este acto al ego del paciente. La resistencia, adicionalmente, como aquello que suspende el trabajo asociativo, da cuenta de su vinculación directa con el contenido reprimido, una relación intima con lo Inconsciente. Duda, entonces, sobre el sentido del discurso que se despliega y, más importante, su origen: ¿Cuál es el sujeto del discurso? Llegando así a una consulta capital tras la lectura de la interpretación de los sueños, del caso del hombre de los lobos y otros, los técnicos de Freud. -----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Las PRIMERAS intervenciones sobre el problema de la RESISTENCIA en PSICO...

A lo largo de estas primeras intervenciones sobre el problema de la resistencia podemos evidenciar el RECORRIDO que hace, desde la averiguación por el "expediente" de aquella persona que nos consulta, hasta la ubicación de aquello que no soporta saber, haciéndose materializable la resistencia como una fuerza que nos repele al acercarnos hacia aquella última coordenada.  La hipnosis, no como comúnmente se le reconoce, fue un método que llamó el interés de muchas personas dedicadas a la clínica. Entre ellas, Freud, que por parecerle un método muy caprichoso sumado a la consideración por lo humano, decide abandonarla, manteniendo un nivel de sugestión en plena consciencia (al levantar mis manos de su frente usted... ¡podrá recordar!).  Los casos de Lucy R. y Anna O. son presentados como dos contrarios pese a unirles la voluntad por Freud de llevarlos a su máxima singularidad. A la vez demuestran el tránsito que existe entre lo "arcaico" y lo "moderno" en esta

Clase del 13 de enero (1954). Lacan ARREMETE en contra de sus colegas desde la INTRODUCCIÓN

En esta introducción (pp. 19-36) Lacan decide sentar las bases de aquello que cobrará sentido durante su seminario dedicado a la técnica, tomando como referencia absoluta lo escrito por Freud (retorno a su sentido). Primero: crítica a la técnica, a su estado de arte (el que existía para 1954, año en que se da esta clase), en fin, a quienes practicaban el psicoanálisis, lo que decían sobre lo que hacían, e incluso lo que escribían sobre lo mismo. Tomando como inicio una división ya tradicional de la obra de Freud entre sus planteamientos inaugurales, una época técnica y finalmente una metapsicológica, evidencia allí Lacan hacia donde fue acentuando los progresos Freud durante un análisis. Si este llegó a plantear la reescritura de la historia del paciente, lo que vendría a ser su progreso y la razón por la que la mantuvo hasta el último de sus días ¿cómo es posible que analistas decidan, durante la sesión, encaminar a quien sufre hacia sus propios lineamientos sobre lo que es lo real? A

¡Comenzamos a leer los SEMINARIOS de LACAN! APERTURA a "Los escritos técnicos de Freud"

La lectura sobre Lacan siempre ha resultado desafiante, pero al mismo tiempo es inspiradora. Comenzamos a leer sus seminarios, establecidos por su yerno y heredero intelectual Jacques-Alain Miller, en orden cronológico. Si bien esta no se pretende exhaustiva, tampoco debe serlo, pues la riqueza inherente a este extremopensador tanto de la práctica psicoanalítica como de la condición humana suscita variados espacios de construcción: este se anota como uno más de entre tantos. Comenzamos con "Los escritos técnicos de Freud", específicamente su "Apertura del seminario" (pp. 11-15), donde aparecen atisbos de lo que Lacan establecerá como su retorno a Freud, añadiendo a la vez lecturas juiciosas dirigidas hacia sus colegas psicoanalistas y por lo cual cobrará la inevitable "excomunión" de la IPA. Finalmente los textos técnicos de Freud a los que se referirá Lacan a través de este seminario son los siguientes: 1904: El método psicoanalítico de Freud. 1

Una revolución insospechada

Durante un real diálogo (y hablo de aquellos que solo se dan en ciertas oportunidades muy selectas entre las tantas, y también frente a quienes no vemos hace bastante y donde nos encontramos ávidos por escuchar y ser escuchados) se presenta la cadena asociativa de nuestras ideas muy explícitamente, como si de los astros se trataran (no por nada son aquellos que nos han guiado hasta las tierras que hoy pisamos), y confluyen allí chispas, que forjan ideas nuevas, aquellas que en soledad jamás podríamos alcanzar ni siquiera influido por aquello que más ensancha nuestro mundo: lo fungi.  La revolución, bajo este sentido, jamás podrá ser elaborada por una sola persona, y no me refiero a una revolución que proponga una secta que llegase a abarcar todo lo humano, sino que una más pequeña y humilde moteada de conversaciones en la más solitaria de nuestras noches. Es absurdo llegar a considerar que con una persona basta. En ese sentido, el cargo que se alcanza con la presidencia de un país es u

Aventurándonos en la nostalgia de "The Beach"

La nostalgia que me produce la película “The Beach” (2000) pareciese ser poco especial, aunque aventurarse en ella fue un proceso largo y complejo, lo disfruté a cada momento. Este es el primer vídeo, y espero que sea el primero de muchos. Estoy muy contento con el resultado final. En un principio quería comenzar con un vídeo análisis de Synechdoque (2008), pero me di cuenta que quería partir realmente con un vídeo que tuviese más sentido, sentimentalmente hablando. Así acudí a mis recuerdos y llegó “The Beach” de Danny Boyle —director más conocido por Trainspotting (1996)— película que me conmovió cuando aún era niño, a tal punto de querer comentarla con un amigo y hacerlo, en tiempos donde las escondidas y las escaramuzas en los árboles era lo habitual. Pueden disfrutar del vídeo en el siguiente enlace, o en su defecto, visitando el canal de YouTube "Blue Cinema". Aventurandonos en la nostalgia de The Beach, o el amor por la Nostalgia

Notas bajo suelo

En el subsuelo no existe ni el día, ni la noche. No existe siquiera un método para poder determinar empíricamente la zona horaria el cual somete a este espacio. Es como proveniente de otro lugar, muy lejano a la superficie y asimismo a todo pensamiento que podría llegarse a articular con respecto a él. Su clima, que en principio y con el uso de nuestras sensibilidades denota una obscuridad propia del de tipo nocturno (y que llega a fundirse con este), oculta su real esencia tras un velo de espesor y pesadumbre. “¿Qué hora es?” Se pregunta un agotado trabajador al final de su jornada, quien revisa su reloj de manera apremiante y con un sentimiento de aflicción. “Son las seis menos quince” dicta su mente, que aún en su intranquilidad puede hacerlo sin titubear, tal como salta pacíficamente un equilibrista sobre una cuerda tan delgada como el hilo de coser. No obstante, él no hace la distinción de que este espacio no se rige por aquellos números. Bajo la superficie, aquellos números se vu

Cómo publicar sin inspiración

A veces me encuentro con la obligación de hacer algo que intrínsecamente no deseo, y cuando esto sucede, el resultado es por lo general desastroso. No obstante, deseo con una enorme convicción (y una infinita, si realmente me lo propongo) que no ocurra en estos momentos en los que me encuentro escribiendo esto, pues de verdad me detestaría y no podría conciliarle el sueño a esta alma inquieta, ni aunque la estuviese meciendo por un par de horas evadiendo así otro tipo de responsabilidades. Hace ya bastante tiempo que la inspiración se escapó de mis cuatro paredones. Fue hace tanto que mi memoria no alcanza a determinar el día exacto que lo hizo. No obstante siempre estuve en una constante búsqueda, que realmente ha sido infructuosa, tal como pueden apreciar en esta confesión. Aunque en estos momentos, en el silencioso cuarto en el cual me encuentro escribiendo esto, la siento, tal como alguna vez advertí el soplo del invierno crudo arrimarse sobre los pobres tejados de mi vivienda. La

La obsesión

Lo que más impresionaba de la parroquia al muchacho era su arquitectura, además de la cercanía de su punta (o chapitel) con las nubes. Las tocaba, las rasgaba, las destripaba y según cuenta la leyenda, era capaz de generar lluvias interminables, desapacibles, que solo se detenían con el trino de sus propias campanas. Lo verosímil de aquella historia al muchacho no le interesaba. Soñaba con algún día hacer sonar su badajo que yacía suspendido por una ignorada suma de años. Mucho tiempo después, el muchacho continuó con aquél anhelo, que surgió en plena curiosidad, y que con el tiempo, se fue puliendo, para convertirse finalmente en obsesión. Habrá sido su edificación media gótica? Sus perfectas ventanas circulares que invitan cordialmente a la luz del alba? Sus desconocidos y ocultos sótanos que motivan cien mil historias, cual más terrorífica que la anterior? Pese a no ser un devoto ni ferviente feligrés, había entrado ya varias veces; a celebrar misas, bautizos y también defunciones.